Hace unos días estuve viajando por Montenegro. No sólo conocí este parque nacional, sino que anduve por otros lugares, pero me encantó tanto que se merece un solo post.
Hay 5 parques nacionales en Montenegro pero éste es el más visitado y en mi opinión es por su particular paisaje. Las nenúfares, plantas acuáticas que crecen en la superficie del lago, van marcando caminos naturales y navegar por esos canales es una experiencia única.
El lago se encuentra en la frontera entre Montenegro y Albania, pero no es posible pasar de un país a otro en barco, debe hacerse únicamente por autopista. Dos tercios del lago pertenecen a Montenegro y un tercio a Albania. En ambos lados es una zona protegida que alberga mas de 30 especies de peces (la carpa es el más común y hay una excursión que invita a cenar tu propia pesca) y 250 especies de pájaros.
Es posible hacer el parque caminando, pero yo recomiendo navegarlo. Las entradas posibles son desde desde Vranjina, Virpazar y Plavnica. Yo entre por Virpazar y acá la parte graciosa de la historia.
MI EXPERIENCIA
Contratamos la excursión de palabra con un hombre que estaba en el estacionamiento de un restaurant a orillas del lago. Nos dijo que todos los botes pertenecían a la misma compañía, así que después de comer lo fuimos a buscar. Se subió a nuestros auto y nos hizo conducir hasta la casa de su hermano que daba también al lago y nos subimos al bote.
La verdad, es que no sabíamos en qué nos estábamos metiendo pero decidimos confiar e ir tras la aventura. Al final no nos arrepentimos porque el conductor de la lancha fue muy amable y trató todo el tiempo de contarnos cosas del lago con las pocas palabras que manejaba en otros idiomas. Lo que más hablamos fue italiano, porque al parecer (y esto me lo contaron unos días después) en la época comunista sólo había radio señal proveniente de Italia y por mucho tiempo fue lo que los lugareños pudieron escuchar. Algunas costumbres todavía quedan de esa época y se siguen saludando con Chao.
Volviendo al tema, el hombre nos introdujo en el medio de todas las flores acuáticas, nos contó de la flora y fauna, nos invitó a nadar en el medio del lago y después de eso nos confesó que hace poco había pescado anguilas. Pero ¡a no temer!, es muy probable que no tengan el poder suficiente de energía para hacer daño a una persona. Al final nos regaló higos de su propio jardín.
Sea como sea, una de las mejores experiencias que tuve hasta ahora en Europa. Nunca pensé en Montenegro como destino, pero me alegra mucho haber tenido la posibilidad de viajar unos días a través de la Península de los Balcanes y conocer este hermoso país.
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